lunes, 5 de julio de 2021

"Cosecha de Tiburones" novela policial “a la peruana”

Novela policial “a la peruana” pinta de cuerpo entero la corrupción en el Perú

"Cosecha de Tiburones", la novela peruana más prometedora del año 2021
Por: Gery Vereau
geryvereau@gmail.com

Nueva York, 5 de julio.- Luis Fernando Cueto, autor peruano nacido en Chimbote, que actualmente reside en Alemania, le pone pantalones largos a la novela policial peruana con “Cosecha de Tiburones”; una novela a punto de salir a las calles.

Con una obra novelística sólida, ha publicado siete novelas y esta es la primera de corte policial, basada en parte de su experiencia en la ex Policía de Investigaciones del Perú (PIP) y testimonios recogidos en juzgados y las cárceles del Perú, retrata en “Cosecha de Tiburones” cómo la política peruana desciende a los bajos fondos, en maridaje con elementos del hampa, pero acota, que, felizmente, aún hay espacio para la esperanza.

“Yo siempre tengo esperanza en el Perú, en todos mis libros soy crítico, atisbo los movimientos sociales que ocurren, pero de alguna manera siempre atisbo una luz de esperanza. Uno de mis libros, por ejemplo, se llama 'Ese Camino Existe’. Creo que ese es un camino sobre para los jóvenes, porque una nación no puede perder la esperanza, la proyección al futuro. El día que se acabe esa proyección y esa esperanza se acaba la nación”, dice, Luis Fernando.

Cueto construye una obra de ficción, con muchos hechos reales, desde un caso particular: el ascenso y declive del presidente de la región Ancash, César Álvarez, quien mal manejó y dilapidó cerca de mil millones de dólares del Canon Minero. Álvarez, actualmente en prisión, fue el primer requisitoriado por el caso de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, el más grande de América Latina, iniciado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

El caso de Álvarez es paradigmático: se alió con el hampa, policías corruptos y prensa corrupta para asesinar a sus enemigos y tener el poder absoluto en su región, y este le sirve al novelista para retratar cómo la sociedad peruana está presa de la corrupción, y los mecanismos que cristalizan esa corrupción.

Sin embargo, esa esperanza de la que habla su autor, se manifiesta en el ejercicio profesional de dos policías, dos antihéroes: Diamantino Rojas y Virgilio Chacaliasa, que logran mandar a prisión al político y su corte.

El autor, advierte desde el inicio de la obra, con bastante ironía que: “Los personajes y hechos de esta novela son productos de la ficción. Sin embargo, si alguno de ellos se parece a una persona o a un hecho real, no es casualidad; es la pura verdad.” 

La novela se inscribe dentro de novelas del género como “¿Quién Mató a Palomino Molero?” de Mario Vargas Llosa o “Abril Rojo”, de Santiago Rocangliolo, entre otras, con la particularidad que el lenguaje empleado para trasmitir la materia literaria, usado por primera vez en una obra de ficción de éste género, se remite al habla del hampa común.

Pero, ojo con esto, la técnica literaria del autor y la cultura del mismo, hace que este uso no constituya una simple página roja policial: amerita reconocerle el valor de una lectura amistosa, domesticando las aguas bravas del caló gansteril, sin por ello dejar ser interesante y cautivante, como el mejor thriller de acción.

Dicho esto, en toda la novela policial escrita en el Perú, nunca se han preocupado por rescatar el lenguaje del hampa, del sistema judicial -y en su esencia una novela es un artefacto construido con palabras- por eso es que los editores españoles hablan que esta es la primera novela policial “a la peruana” que han podido leer.

Fernando Cueto, en el Museum Ludwig Köln (Museum Ludwig) de Alemania. 


“Yo he tenido una experiencia de vida, porque he pertenecido a la PIP por diez años, he sido abogado, y para la novela he visitado las cárceles para documentarme de los personajes, por eso es que he podido poner en ésta novela ese grado de credibilidad con el lenguaje. En último caso la opinión de los lectores, será la que dirá en qué grado lo hemos conseguido,” dice el escritor.

“Cosecha de Tiburones”, no es la clásica novela policial a lo Sherlock Holmes o Agatha Crhistie, donde se resuelve un enigma o se encuentra al asesino. Tampoco es el policial estadounidense a la norteamericana tipo Hard Boiley, donde son policías rudos y se enfrentan a todos y al final son casi héroes”, apunta, Cueto.

“En el policial Latinoamericano, es distinto: hay antihéroes”. Dice Cueto “No hay que resolver un enigma: quien es el autor del delito: aquí sabemos quién es el corrupto. Lo difícil es llevarlo a la justicia, y lo más difícil, casi imposible, es restituir un orden ciertamente justo, porque todo está contaminado”, finaliza, Fernando Cueto.

Con una obra literaria extensa, de poesía, cuento, ensayo y novela Luis Fernando Cueto es un escritor consagrado: otras novelas del autor, entre varias, son: “El Diluvio de Rosaura Albina” (2014), “Ese Camino Existe” (2012), ganadora del premio Copé de Oro de Novela (2011), “Balada para Los Arcángeles” (2019).

Para libros pueden comunicarse con el autor en:

https://www.facebook.com/luisfernando.cuetochavarria


Luis Fernando Cueto, reside actualmente en Colonia, Alemania, es abogado y Master en literatura española e hispanoamericana por la universidad de Barcelona, “Cosecha de Tiburones” es su primera novela policial.


Si desea saber más de "Cosecha de Tiburones" y entrevistas al escritor Luis Fernando Cueto ingrese a:

https://fb.watch/v/1S_OCUMWz/

https://reportehispano.com/2021/06/nueva-novela-policial-a-la-peruana-pinta-de-cuerpo-entero-la-corrupcion-en-el-peru/

https://www.lanzanos.com/bunkerbooks/proyectos/cosecha-para-tiburones/?fbclid=IwAR2ekmplr2f9CMcra_kf2Gh_nwmpwgWGwz_9Ats2bUoD3tFWNDOjE_Ez7GQ


ACERCA DE “COSECHA DE TIBURONES”

A raíz del asesinato de un periodista, ocurrido en una ciudad del norte del Perú, un teniente de la policía inicia una investigación que lo llevará a descubrir que el presidente regional dirige una organización criminal. Este ha corrompido a las autoridades locales, también a congresistas y ministros de la República, y pretende apoderarse del dinero que la Región ha recibido de Canon Minero. En esas circunstancias, el teniente se ve precisado a realizar una investigación encubierta, extraoficial, clandestina. Se suceden nuevas muertes, se desata una guerra entre sicarios, parece que la violencia no tiene fin, pero un hecho inesperado cambia las cosas. No obstante, cuando parecía que el caso se ha resuelto, el teniente se da cuenta de que, sobre la mafia que ha combatido, hay otra mafia mayor, todopoderosa, que domina todo el país.

EL AUTOR

Luis Fernando Cueto nació en Perú, en 1964. Ha estudiado Derecho y Literatura. Perteneció a la Policía de Investigaciones del Perú y, aparte de realizar labores de investigación criminal, estuvo destacado en la zona de emergencia durante la violencia política de Sendero Luminoso. Lleva más de treinta años dedicado a la escritura y ha desarrollado casi todos los géneros. En poesía, ha publicado Labra palabra y Raro oficio. En cuento, El hereje. En novela Lancha varadaLlora corazónDías de fuego (Premio de Novela Política); Ese camino existe (Premio Copé de Oro); El diluvio de Rosaura Albina; Los Chuchan’s Boys; y Balada para los arcángeles. En ensayo también podemos encontrar El mito de OrfeoEl libro de la resistencia (obras publicadas por la Universidad Mayor de San Marcos y la Academia de la Lengua del Perú) y Viaje a través de la piel. Es magister en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Barcelona y está doctorando en Filología por la misma universidad. También ha fundado el círculo de difusión cultural “Harawi” en dicha ciudad. Ha recibido importantes distinciones y dictado conferencias en varias universidades y centros culturales de América y Europa. Actualmente radica en Colonia, donde prepara nuevas obras y escribe artículos sobre diversas materias.

«El crimen, la manera en cómo se desarrolla y se combate, refleja una sociedad. Las novelas policiales latinoamericanas, como la argentina o mexicana, así lo demuestran. Sin embargo, la sociedad peruana, pese a tener una criminalidad tan alta y peculiar, hasta ahora no tenía una novela policial que la reflejara. Esta obra pretende ser una novela policial distinta “a la peruana”. En ella, el lector va a contemplar el rostro sórdido de una sociedad, aquel que está desfigurado por la corrupción, el sicariato, el narcotráfico, y va a comprender por qué un país inmensamente rico vive postrado en la miseria».

Una Muestra

«Detiene sus pasos, agranda los ojos, qué chucha es esto, un perro petate, unos carros llevan la cabeza por el norte y, otros, empujan las patas hacia el sur y, en el centro de la pista, las tripas, los huesos y el pellejo han formado una masa delgada y compacta, adherida al asfalto por las idas y vueltas de las llantas. Carajo, así estoy yo, como ese pobre animal, jaloneado de un lado a otro, yendo en dos direcciones, como un mal equilibrista, un pie hacia adelante, y el otro hacia atrás, con el riesgo de resbalar en cualquier momento y sacarme la gran puta. Es jodido vivir así, se pierde el sentido de la realidad, la realidad parece una burbuja, un globo que crece y crece, lleno de vacío, por las puras, quizá se enteren de su existencia más adelante, cuando el equilibrista caiga y reviente, mientras tanto, hay que actuar en dos cuerdas. Qué tal frasecita que se inventó este Chacaliasa. Pasar piola, hacerme el muertito, y vivir en el aire, entre la realidad y la irrealidad, hacer dos investigaciones paralelas: una, la verdadera, llena de mentiras, para mostrar al jefe, otra, la falsa, llena de verdades, para mostrar a la Justicia, algún día, cuando esa Justicia, en vez de premiarte, no te vaya a pegar un tiro en la nuca. La verdad mentirosa no te da seguridad, te puede caer encima en cualquier momento y dejar tirado al borde de un camino, bien muerto, acabar como acabó mi padre, y la falsedad verdadera no te da ninguna esperanza, te dice que tengas fe, que aguantes, que esta mierda no puede durar para siempre, que tal vez mañana, si hay un cataclismo, el Perú puede cambiar, concha su madre.

Cabello lacio siempre caído sobre los ojos, pómulos prominentes, aguileña nariz sudorosa, mejillas gordas y chaposas, como de un niño que recién despierta. El teniente Diamantino Rojas camina con un pasitrote cómico, patizambo, mira a los costados, hacia atrás, por si las moscas, son las dos de la tarde, no hay mucha gente en la calle, pero quiere estar seguro de que nadie lo sigue, carajo, tal como están las cosas, no vale confiarse. Va por el centro de la ciudad enfundado en su eterno saco de cuero marrón, siempre lo usa, haga frío o calor, ya ha dejado su marca indeleble a la altura del cuello, una franja negra, pringosa, de tanto que le suda el pescuezo. Está un poco desorientado, apabullado por los acontecimientos que a diario suceden en El Progreso, quisiera hacer un informe, dar cuenta a la Superioridad, pero sabe que eso es imposible, ni cojudo que fuera, qué podría decir, señor director de la Policía Nacional, doy cuenta que esto y lo otro está pasando en la Región Bonanza, y zuácate, vienen y me cortan la cabeza. No, ni cagando, prefiero esperar, tener paciencia, tal vez algún día las cosas cambien, ocurra ese cataclismo, y podamos cantar somos libres, hasta mientras es mejor hacerse el cojudo».

Media

Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Luis Fernando Cueto os lo agradeceremos.

 

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