Los periodistas Fernando Naranjo, ecuatoriano, y Néstor Espinosa,
colombiano, son los dos únicos sobrevivientes del equipo periodístico que
acompañó el gran sueño del Dr. Marcelo Arboleda. A propósito del gran honor que
este acaba de recibir con la exaltación de su nombre en una calle de Nueva
York, vale la pena recordar algunas anécdotas de la oficina de “Ecuador News”
en donde se forjó la historia que seguimos celebrando.
Por mandato de la ciudad de Nueva
York, la esquina de la avenida Roosevelt con calle 64, en el condado de Queens,
a partir del mediodía del pasado sábado 7 de septiembre, se llama “Dr.
Marcelo Arboleda-Ecuador News Place”.
Es la justa exaltación de la vida
y obra de quien fuera periodista y diplomático, cuya carrera desarrolló la
mayor parte del tiempo en la Capital del Mundo.
Hubo necesidad de ordenar más
sillas. La asistencia fue mayor de la esperada, prueba del afecto que la
comunidad ecuatoriana sentía y siente por uno de los suyos, siempre atento para
dar la mano a quien lo necesitara.
Tres décadas atrás el Dr.
Arboleda caminaba por esta zona en busca de una sede para su naciente
periódico, que en principio se llamó “Ecuador USA” y que vio la luz cuando él
dejó de pertenecer al influyente diario “Noticias del Mundo”, cuyo propietario,
el Reverendo Moon, decidió cerrarlo, determinación que coincidió en el tiempo
cuando los inmigrantes ecuatorianos empezaban a poblar más y más una Nueva York
que antes sólo se ocupaba de puertorrriqueños, dominicanos y colombianos.
El Dr. Arboleda, comprobado
visionario de la información periodística, entendía que sin el “periódico de
los Moon”, sus paisanos quedarían huérfanos, acostumbrados ya a encontrar
en sus páginas todas las actividades que organizaban.
Con el apoyo inicial del “Trío
Héctor”, a saber, Héctor Delgado, de Delgado Travel, Héctor Burgos, de
Productos la Cholita, y Héctor Bernabé, con sus centros odontológicos, el
“mensuario” (salía cada comienzo de mes), ya llevaba unas cuantas ediciones,
que se elaboraban en el apartamento de quien escribe esta nota.
En un
segundo piso, un abogado irlandés de nombre James Cullen estaba
ofreciendo un espacio
Fue así que el Dr. Arboleda
anduvo por esta esquina, hasta que se detuvo donde atendía Miguelito, un
contador público próximo a la jubilación, que le rentó un espacio, ubicado a
menos de 50 metros de donde a partir de ahora se le rinde homenaje para la
posteridad a nuestro Director Emérito.
Muy poco tiempo permanecimos
donde Miguelito, porque el lugar era muy estrecho, sólo cabía él y una
secretaria. Y el Dr. Arboleda quería darle espacio al taller de producción. No
debió buscar mucho, porque a poca distancia, más cerca de la Roosevelt con 64
en un segundo piso, un abogado irlandés de nombre James Cullen estaba
ofreciendo un espacio, más cómodo que el de Miguelito.
Además, la esposa de Cullen era
ecuatoriana, lo que suponía facilitaría cualquier acuerdo. Equivocado estuvo
porque esta, de nombre Cathy, y su esposo, tuvieron una mala experiencia con
alguien también ecuatoriano, cuyo nombre omitimos a propósito porque se trata
realmente de un indeseable. En principio los Cullen rechazaron cualquier
argumento, pero el don de gentes, seriedad y el proyecto que les enseñó el
Dr. Arboleda terminó cautivándolos. Tanto, que en la actualidad son compadres.
De la nueva oficina jamás nos
movimos y con el tiempo nos convertimos en quincenario y luego en semanario,
precisamente el día del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York.
Con el correr de los meses -ya
nos llamábamos “Ecuador News”- nuestra sede se convirtió prácticamente en un
anexo del Consulado del Ecuador. Pasaban por aquí o llamaban por teléfono,
muchas personas en busca de información, que se les daba con afecto. Y cada uno
se llevaba un ejemplar del semanario y se convertía en un nuevo cliente para
las decenas de restaurantes con sabor a patria ya existentes, oficinas de
envíos de paquetes y dinero y muchos otros emprendimientos, que eran destacados
en nuestras páginas.
Cualquier político o artista de
visita en la ciudad, pasaba sin falta por la oficina. No sólo buscaron
visibilidad promocional sino exteriorizar su aprecio hacia nuestro trabajo.
Destacados ministros o embajadores fueron nuestros huéspedes por algunos
minutos. Hasta presidentes nos dieron el honor de recibirlos, como Rosalía
Arteaga, Rafael Correa y Lucio Gutiérrez.
Todos
debimos acostumbrarnos a los aromas del restaurantes de
turno abajo de Ecuador News.
A medida que fue creciendo y
evolucionando la técnica de confección de periódicos, llegaron las impresoras
gigantes, las computadoras especializadas, se contrataron eficientes personas
en el campo comercial, se circulaba en el área tri estatal y se enviaba la
edición a los estados de Nueva Jersey, Connecticut, Illinois, y la Florida.
El éxito fue rotundo, pero el Dr.
Marcelo Arboleda Segovia no se jactaba de ello, seguía siendo el hombre humilde
que conocimos. Por el contrario, el compromiso le obligaba a trabajar más
horas, nunca tomaba vacaciones ni siquiera los fines de semana. Poco a poco fue
conociendo el vecindario y todos los negocios de los alrededores, especialmente
los que ofrecían queso, una de sus debilidades más notorias.
Tal vez para respirar aire
fresco, salía por momentos al que siempre fue y seguirá siendo “su territorio”,
pasaba por la bodega de los hindúes, esquina nororiental, y conversaba con
personas desvalidas a los que les extendía alguna moneda. Esto lo vivimos a
saber ahora, porque ellos, extrañados y agradecidos por alguien que ignoraban
su nombre, no volvieron a verlo.
En la esquina suroriental está el
salón de belleza de siempre, atendido por estilistas filipinas. Se dice que son
las mejores de la ciudad. Unos pasos al sur se encuentra la venta de bicicletas
y un bar de amables mujeres, al que jamás entramos.
Y ya en los bajos de Ecuador
News, esquina noroccidental, debimos acostumbrarnos a los aromas del
restaurante de turno. Empezó un chino que de vez en cuando utilizábamos cuando
los cierres de edición se prolongaban hasta el amanecer. Después vendrían las
pupusas centroamericanas, con el tiempo las empanadas dominicanas y, hasta la
fecha el menú es mexicano… Así es Nueva York, uno deberá acostumbrarse a vivir
con todo.
Pero la historia está ahí, como
la del pequeño bar también en la esquina esquina noroccidental. Algunos libros
refieren que allí comenzaron su camino delictivo los integrantes del “Cartel de
Cali”.
Y sustos hemos padecido en esta
esquina. Una fría madrugada luego de un estruendo que escuchamos todos sin
saber qué lo ocasionó, llegaron miembros de la policía de NY, uno de los cuales
era ecuatoriano y reconoció al Sr. Arboleda, preguntándonos si habíamos visto
algo de lo que acababa de suceder… Una chica mexicana, empleada de otro
restaurante cercano, cayó abatida, a unos diez metros de nuestra puerta, por
las balas de sicarios que la perseguían desde su país. Semanas después los
autores fueron detenidos y supimos que se trataba de una venganza por turbios
negocios.
En otra ocasión un individuo
fuera de control mental, aprovechó la confusión y el cansancio de una noche de
trabajo y se introdujo a la oficina. No pareció agresivo, pero la dos personas
que estábamos terminando el trabajo, supusimos que nos esperaban problemas. El
Dr. Arboleda se acababa de ir y no fue testigo del hecho, de seguro, con su
personal encanto, lo habría convencido de que se marchara. Al final, decidió
irse pacíficamente, al cabo de unos veinte minutos de tensión. Lo inexplicable
hasta ahora -no nos detuvimos a preguntar lo que pasó- encontramos al hombre
tirado en medio de la avenida Roosevelt casi llegando a la 65.
Son algunas de las anécdotas del
sector que ahora se llama “Dr. Marcelo Arboleda-Ecuador News Place”. En la
exaltación, estamos seguros que estuvieron espiritualmente algunos de los que
fueron asiduos de la oficina, como Pio Cupello y su suegra Fresia Saavedra,
Hugo Henríquez, Sharon, Ibsen Márquez, Carlos Vaca, Colón García, Víctor Saltos
y el Rev. Pedro Bravo, entre otros.
Don Héctor Delgado apoyo siempre
al Dr. Arboleda y lo sigue haciendo. Fue de los primeros, junto a su esposa, de
llegar a la ceremonia. Igualmente Néstor Dután y Luis Rodríguez.
Donde se estableció y floreció
como periodista el Dr. Marcelo Arboleda, es una zona con mucha historia. Ahora
se le agregan nuevos capítulos.
Primera fila de los asistentes, a
la izquierda la Concejal Julie Won, una de las artífices de la exaltación,
seguida de Leonardo Otati…..
Nuestra Publisher Carmen
Arboleda, la Honorable Julie Wony, Leonardo Otati y, más atrás, Hernán Cazar
Luna.
Carmen Arboleda agradece a todos
su presencia.
Pavel, hermano del Dr. Arboleda,
emocionado por el trascendental momento, mientras que el periodista Cristian
Johnson registra lo acontecido.
Conocidos del Dr. Marcelo
Arboleda se llevaron un recuerdo del momento.
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