Foto: Jaime Abello Banfi, director de la Fundacion Gabo
El 14 de julio de 2023 llegué a Cartagena. La VI Feria Latinoamérica del Libro de Cartagena fue el motivo del viaje. Carlos Manuel Rivera Rosado presentaría mi obra de teatro “Los laberintos laberíntikos de Ciudad Ghótica” publicada por Editorial Lacriba y yo presentaría su libro de narraciones “Cocobalé Danza de guerra: relatos de cimarrones del Caribe y América” publicado por Palabra Pórtico Editores.
El amigo y escritor Carlos Manuel Rivera Rosado llegó el
sábado 15 de julio de 2023. Esa mañana Carlos y yo recorrimos algunas calles de
Cartagena bajo una temperatura intensa, nos tomamos una foto con una
palenquera, vimos el sombrero vueltiao y fuimos a la Universidad de Cartagena.
En la tarde comimos en el restaurante Nautilus. En esa visita al restaurante Nautilus
tuve una impresión estremecedora. Fue una reflexión que me pareció absurda,
pero la fui confirmando con los días.
En la baja tarde del 16 de julio… llegamos a la apertura
de la VI Feria… en el Claustro de la Universidad de Cartagena. Me enfrenté con
el busto de Gabriel García Márquez y no percibí el misterio ni la revelación
que me tenía reservada. En el medio de la apertura cayó un aguacero torrencial.
Mirando la lluvia caer volví a fijarme en el busto de García Márquez colocado
en el centro del Claustro... y le presté una atención incesante. Todos los días
que fui a la VI Feria (16 al 23 de julio)… el busto me atraía, pero yo no podía
averiguar el misterio que encerraba. El 16 de julio… en la tarde leí mi
monólogo Ecuajey (o el día que el maestro repartió salsa gorda), la lectura la
realicé mirando el busto de García Márquez. No sé si lo hice a propósito o si
fui guiado... En el Claustro de la Universidad de Cartagena no solo está el
busto de Gabriel García Márquez, sino que están las cenizas del Premio Nobel y
de Mercedes Barcha Pardo.
El primer Deja Vu vino con la invitación de Carlos Manuel
Rivera Rosado a participar de la VI Feria… El segundo fue caminando con Carlos
por una calle concurrida de gente, me detuve y pregunté por el precio de un
sombrero vueltiao. Cuando el hombre me explicaba la diferencia entre los dos
sombreros recordé que había soñado con él. Finalmente, no compré el sombrero y
me quedé pensando en el sueño y en la confirmación en la realidad. El tercero
fue en una librería que Carlos y yo buscábamos la novela “La ceiba de la
memoria” de Roberto Burgos Cantor. En una pausa, recordé que había soñado con
la librería.
El
segundo día de la VI Feria… estuve en la última parte de la presentación del
libro “La utilidad de lo inútil” de Nuccio Ordine. Yo estaba sentado enfrente
del busto mencionado. Al terminar la presentación, el periodista Gustavo Tatis
Guerra se acercó y me saludó. Cuando me presenté frunció el ceño y sonrió. Me
dijo que escribía reseñas de libros y le prometí darle mis obras de teatro. Al
día siguiente se las entregué después de su presentación del libro “El abuelo
Toto se fue con los ángeles”, que fue la presentación más conmovedora de la VI
Feria. El 18 de julio… me dijo que quería entrevistarme para el periódico El
Universal. Ambos sabíamos que no nos habíamos visto antes, pero la forma de
tratarnos revelaba una amistad que había nacido hacía tiempo.
La entrevista ocurrió en un café. Fue una conversación
que sobrepasó las dos horas. Hablamos de muchos temas. Poco a poco, Gustavo Tatis Guerra fue
haciéndome preguntas sobre mi teatro y yo le fui confiando secretos de mi
familia que apenas había revelado en entrevistas previas. Porque mi literatura
de los últimos tiempos es la Historia de dos familias. No puedo desligar una familia
de la otra. Al terminar la entrevista y despedirnos, me cuestioné: cómo será el
artículo del periodista.
El 24 de julio… fui al periódico y me hicieron unas
fotos. Gustavo Tatis Guerra me dijo que quería enseñarme una de sus pinturas que
estaba ubicada en una oficina administrativa del periódico. Tan pronto me mostró
el cuadro me pareció conocido y le hice una interpretación de su pintura que lo
impresionó. Conversamos un rato de mis libros y me fui... Antes de marcharme
del periódico, me prometió que la entrevista sería publicada el domingo 30 de
julio de 2023. Al leerla, ya de vuelta en Connecticut, percibí que la
entrevista tenía una revelación tácita para mí. Entre las líneas poéticas de
Tatis Guerra, yo captaba unos mensajes literarios. Un camino. Una señal. Una
luz. Le agradezco al periodista Gustavo Tatis Guerra por la entrevista.
El martes 25 de julio de 2023, Carlos Manuel Rivera Rosado
y yo nos reunimos con Jaime Abello Banfi en la Fundación Gabo. El director de
la Fundación Gabo nos tomó una foto. Nosotros sentados a los extremos y en el
centro fondo una ampliación fotográfica gigantesca de Gabriel García Márquez.
Amablemente, Jaime Abello Banfi nos indicó su oficina y nos pidió que nos sentáramos.
Al principio, la conversación giró en torno a una de sus visitas a Puerto Rico.
Después abrió su laptop y nos mostró unos videos de la actividad anual que celebra
la Fundación Gabo. Una actividad multitudinaria con visitantes de todo el
mundo.
En un momento de silencio le comenté a Jaime Abello Banfi
que yo conocí a García Márquez. “Lo conocí en unos sueños”. Entonces, le contó
el sueño. Le dije que en tres ocasiones soñé con García Márquez y lo observé en
un receso de la escritura de Cien años de soledad. García Márquez estaba sentado
en la posición fotográfica que sirve de portada al libro GARCÍA MÁRQUEZ Viaje a
la semilla LA BIOGRAFÍA de Dasso Saldivar. Añadí que tuve un cuarto sueño con García
Márquez.
En el sueño, yo me encontraba en un canal de televisión
en Colombia. Gabriel García Márquez vino hacia mí y me dijo: “Canales, tengo
que hablar contigo”. Nos sentamos en una mesa y me informó que gané el segundo premio
de novela, que él intentó que me otorgaran el primer premio, pero no pudo
convencer a los demás miembros del jurado. Me observó y añadió: “Tu cosmovisión
no la poseen los demás participantes. Pero debes apretar el lenguaje. El día que
apretes el lenguaje otra será la historia con tu narrativa”.
Una vez terminado el relato del sueño, Jaime Abello Banfi
me observó enigmático, abrió la laptop, buscó en el Centro Gabo y dijo: “Escuchen
esta entrevista que le hicieron a Gabo en una estación de radio de Colombia en
1954. En esa entrevista García Márquez
habló de unos sueños repetitivos que lo perseguían y se detuvo a hablar y
explicar un tercer tipo de sueño. Una descripción extraordinaria. Cuando terminó
la grabación hubo un silencio dramático.
Yo no sabía qué pensar ni qué decir. Carlos Manuel Rivera Rosado me miraba y sonreía. Entonces, Jaime Abello Banfi dijo que las palabras de Gabo validaban mi sueño. Aproveché la oportunidad y le dije a Jaime que antes de viajar a Cartagena había terminado de escribir una noveleta: Los hermanos Citronne. Le expliqué que la noveleta consta de tres partes. Cuando escribía la segunda parte recordé el sueño con García Márquez. Y añadí: “Yo malinterpreté el consejo de García Márquez. Él no se refería al lenguaje gramatical, como supuse al principio. Él se refería al lenguaje narrativo. Pero eso no es todo. En ese momento revelador que escribía la segunda parte de mi noveleta, me di cuenta de que García Márquez supo primero que yo que yo escribiría esa historia. El sueño ocurrió en el 2019. Quiero decirte otra cosa: el protagonista de mi noveleta nació en 1954”.
Jaime Abello Banfi me dijo que una de las misiones del Centro Gabo es difundir como García Márquez inspira a otros escritores. “Jaime, yo leo la obra completa de ficción de García Márquez todos los veranos”. Inmediatamente, Jaime llamó a una persona y nos dijo que esa persona nos esperaría en la Librería Ábaco. Antes de despedirnos le agradecimos a Jaime Abello Banfi que nos recibiera en la Fundación Gabo y por sus atenciones con nosotros.
Orlando José Oliveros Acosta, periodista e investigador
literario, llegó a la librería, bebimos café y conversamos sobre García Márquez.
Cayendo la noche, Orlando nos invitó a hacer un recorrido por los lugares que García
Márquez había estado. Nos contó historias reales de García Márquez cuando llegó
a Cartagena. Nos mostró la pensión donde se había citado con unos amigos de Bogotá.
Nos mostró la antigua cede del periódico El Espectador; la casa de Fermina Daza;
el edificio donde Florentino Ariza tenía las oficinas de su empresa y, por último,
el lugar donde estuvo un hospital hoy día convertido en un hotel.
Nos relató la noticia simulada que escribió García
Márquez y publicó en su novela Del amor y otros demonios. Años después en ese
espacio donde estuvo el hospital encontraron los restos de una niña con el pelo
larguísimo tal como la describió García Márquez en su noticia inventada.
Cuando Orlando terminó el relato, comprendí el motivo de
mi viaje. La VI Feria Latinoamericana del Libro fue el pretexto de mi visita a
Cartagena. Pero la verdadera razón implícita del viaje fue descubrir un mensaje
cifrado en el relato final que nos narrara Orlando. Fue una referencia genial a
la novela El amor en los tiempos del cólera de García Márquez. Así traduje el
mensaje que desenmarañé: “Procura que en tu literatura haya y perdure el
amor”.
Un último Deja Vu debo confesar: Un caribeño de una isla,
visitando una ciudad del caribe continental, tuvo una perspectiva o una
epifanía literaria de la isla de Puerto Rico. Fue redescubrir a Borinquén desde
la distancia.
Cartagena fue un oráculo.
Derechos
reservados, 2023, Carlos Canales
Norwich, CT, USA, 10 de agosto de 2023
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