Homenaje a Pura Belpré
La primera bibliotecaria puertorriqueña de la Biblioteca Pública de Nueva York fue una entusiasta defensora de la comunidad de habla hispana que impulsó las horas de cuentos bilingües, acumuló libros en español y promovió programas basados en días festivos tradicionales como El Día de Reyes.
Por: Valerie García
Cuando era una niña
pequeña que crecía en El Bronx, mi madre siempre me contaba el cuento La
Cucaracha Martina y el Ratoncito Pérez, un lindo cuento infantil sobre una
hermosa cucaracha que se enamora de un ratón y, por supuesto, viven felices por
siempre.
Por mucho que me
encantara lo que podría parecer un cuentito simple cuando era niña, me encanta
aún más como adulta, porque ahora entiendo completamente lo que significa para
mi madre, para la comunidad puertorriqueña y en general para las personas de
Nueva York.
Esa historia fue
una de las muchas creadas por Pura Belpré, la primera bibliotecaria
puertorriqueña de la Biblioteca Pública de Nueva York y pionera en la búsqueda
continua para diversificar la literatura infantil. Como parte de su carrera de
décadas en la NYPL, que comenzó en 1921, Pura fue una entusiasta defensora de
la comunidad de habla hispana que impulsó las horas de cuentos bilingües,
acumuló libros en español y promovió programas basados en días festivos
tradicionales como El Día de Reyes.
Cuando no había
suficientes cuentos en español para llenar los estantes de Pura, o no podía
encontrar ninguno…creaba sus propios cuentos. Ella los escribió, los ilustró y
los actuó con títeres que ella misma fabricó. Hizo todo lo posible para darles
a niños y niñas de habla hispana de la ciudad de Nueva York el regalo de
sentirse atendidos y bienvenidos.
Mi madre, Belén,
era una de esas niñas. Fue en la Biblioteca Aguilar de la NYPL en East Harlem
donde escuchó a Pura contar sus cuentos, entre estos, La Cucaracha
Martina y el Ratoncito Pérez. La presencia y la narración de Pura hicieron
que mi madre, una joven puertorriqueña, sintiera que pertenecía a una comunidad
y que su origen, su cultura y su identidad, importaban. Y fue lo mismo para los
demás niños y niñas de la comunidad. Mi mamá recordó lo emocionados que estaban
todos de que una bibliotecaria puertorriqueña viniera a su biblioteca; esto fue
todo un evento. Niños y niñas se arreglaron con esmero para visitar y ver a
Pura. Por primera vez, mi madre sintió que había algo solo para ella en la
biblioteca local. Y eso se quedó con ella. En un momento en el que a las
mujeres se les decía que podían ser costureras o amas de casa, mi madre acudía
a la biblioteca local. En la escuela secundaria se convirtió en asistente y
nunca miró hacia atrás. Trabajó en la Biblioteca Pública de Nueva York,
sirviendo al público durante 47 años. Incluso trabajó con Pura por un tiempo. Y
siempre llegaba a casa y compartía las historias de Pura, porque significaban
mucho para ella.
Las historias
también se quedaron conmigo. Seguí los pasos de mi madre y me convertí en
bibliotecaria de la Biblioteca Pública de Nueva York. Desde hace 21 años
trabajo en la biblioteca Aguilar, la biblioteca de Pura. Soy bibliotecaria
infantil, honrada de continuar su legado, como lo hizo mi madre, de conectar a
nuestra comunidad de habla hispana con libros que se relacionan con ellos.
Gracias a Pura, ahora es más fácil hacerlo: no necesito escribir mis propios
cuentos (aunque, como Pura, hago mis propios títeres). El sistema de
bibliotecas tiene cerca de 700,000 libros en idiomas del mundo recopilados en
23 idiomas (en formato impreso y electrónico), incluyendo más de 300,000 en
español. La misma biblioteca Aguilar tiene una de las colecciones más grandes
de libros infantiles bilingües en la ciudad. El sistema ofrece regularmente
horas de cuentos bilingües, clases de tecnología en español y acaba de lanzar
un recorrido en español de nuestra Exhibición Polonsky de los Tesoros de la
Biblioteca Pública de Nueva York en la biblioteca de la calle 42. Organizamos
un Festival de Literatura Mundial cada mes de abril. Si hace tiempo no viene,
le animo a que venga a su biblioteca local. Tenemos mucho para ofrecer.
Sé que Pura se
sorprendería de lo que ofrece nuestro sistema ahora. Y es gracias a lo que ella
empezó.
Ayer, East Harlem
Community Partnership en asociación con la Biblioteca, REFORMA, la concejal
Diana Ayala y otros le dieron las gracias a Pura al encabezar la tarea de
cambiar el nombre de una calle en su honor. No podría ser más apropiado, la
presencia de Pura se puede sentir todos los días en el vecindario de todos
modos. Es perfecto. Gracias, Pura.
En la ceremonia de
cambio de nombre de la calle, yo, en mi papel de bibliotecaria infantil con una
fuerte conexión con Pura, hice una hora de cuentos. Naturalmente, leí La Cucaracha
Martina y el Ratoncito Pérez, con títeres. Es un privilegio mantener vivas
las historias de Pura y continuar atrayendo a niños y niñas de habla hispana en
torno a nuestras historias y tradiciones.
¿Y quién sabe? Tal
vez uno de los niños o niñas que lo escuchó sienta el deseo de seguir a Pura, a
mi madre y a mí, y continuar nuestro trabajo en la Biblioteca.
Valerie García es
bibliotecaria infantil en la Biblioteca Aguilar de la Biblioteca Pública de
Nueva York. Para obtener más información sobre la Biblioteca, visite nypl.org
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