Por: Víctor Lagos, texto, fotos & videos
Es una de las librerías más importantes del condado de Queens en la ciudad de Nueva York. Todos desean presentar su libro en ella, desde noveles poetas y artistas, hasta famosos escritores del mundo. Y César Abraham Vallejo, (Santiago de Chuco, 18921938), no pudo ser la excepción.
Su nombre, por si alguno no la conoce es la Librería Barco de Papel, ubicada en el 40-03 80th St., Elmhurst, NY 11373. A la cual se puede llegar fácilmente en el famoso Tren 7 y bajarse en la parada 82 Street.
Precisamente, el sonido de los rieles del tren al pasar, sirvieron de fondo a la lectura de los expositores, dando inicio al Homenaje a los 100 años de los ‘Heraldos Negros’.
Fueron siete poetas y escritores los que dieron vida a la obra del poeta peruano, que en 1918 escribió “Los Heraldos Negros”: Linda Morales Caballero, Roger Santibáñez, Rina Soldevilla, Gabriel Jaime Caro, Julio Alexis León, José Luis Reyes y Manuel Rivera, fueron los expositores y Angel García el coordinador del histórico evento.
“Vallejo estuvo injustamente 112 días preso en la cárcel de Trujillo. El
parte policial de aquella época en 1920, describía al Poeta de la siguiente
manera:
Profesión: Las Letras
Estatura: 1.70
Cabello: Negro
Frente: Ancha
Cejas: Pobladas
Ojos: Pardos
Nariz: Roma
Boca: Grande
Labios: Delgados
Barba: Poblada
Orejas: Grandes
Instrucción: Superior
Señales particulares: Ninguna”
Dijo, Angel F. García, coordinador de la tertulia internacional, para luego, invitar a la poeta y escritora Linda Morales Caballero, quien dio lectura al poema los ‘Heraldos Negros’.
LOS
HERALDOS NEGROS
Hay
golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes
como del odio de Dios; como si ante ellos,
la
resaca de todo lo sufrido
se
empozara en el alma… ¡Yo no sé!
Son
pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el
rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán
tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los
heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son
las caídas hondas de los Cristos del alma
de
alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos
golpes sangrientos son las crepitaciones
de
algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el
hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando
por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve
los ojos locos, y todo lo vivido
se
empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay
golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
El
poeta Roger Santibáñez, habló sobre
la joya literaria, que fue la primera edición que se publicó en el Perú,
recogiendo la poesía completa de Vallejo, en la cual están los ‘Heraldos
Negros’, ‘Trilce, ‘Poemas en Prosa’, ‘Poemas Humanos’ y ‘España aparta de mi
este cáliz’.
“Por
primera vez en 1968 se reunía en un solo volumen toda la obra poética completa
de Vallejo, esa es la importancia de este libro. Este es el libro que compró
Angel García en Lima”, dijo, Santibáñez, sujetando en sus manos el antiguo
libro.
El
libro, contiene poemas que escribió Vallejo en París, y donde se podían
apreciar, los poemas mecanografiados que Vallejo escribió en su máquina de
escribir, y con correcciones hechas a mano por el mismo Vallejo.
Rina Soldevilla, dio lectura a una de las cartas de Vallejo a su
hermano Manuel, después de la muerte de su madre. Asimismo, disertó acerca de
cómo cambió la temática o actitud literaria del poeta después del fallecimiento
de su amada madre.
También,
viajamos imaginariamente por la ruta de “Capulí, Vallejo y su tierra”, que en mayo de este año, cumplió 20
años. Son más de 30 poetas que viajan en un bus llamado ‘el aula rodante’, que
normalmente recorre diez pueblos, pero, este año recorrió doce.
“Yo tengo dos
años recorriendo esta ruta. Que espero seguir recorriendo. Este año llegó a Ancash, considerada la Suiza peruana, un lugar maravilloso que
no tiene nada que envidiar a Suiza. Toda persona que es poeta, o se hace llamar
poeta, tiene que conocer la vida de César Vallejo”, agregó, Soldevilla.
José Luis Reyes, dio lectura a un artículo
sobre Vallejo relacionada a su obra periodística. “Específicamente sobre las
crónicas que realmente son espectaculares”, dijo Reyes.
José
Luis, trajo a colación una anécdota, cuando él estudiaba sobre Vallejo en la
escuela. El profesor preguntó: ¿quién escribió los Heraldos Negros?, un alumno
contestó: “Cesar Vallejo”, el profesor dijo: “no, es César Abraham Vallejo”.
Luego, a la siguiente semana el mismo profesor preguntaba, ¿quién escribió
‘Trilce’?. Otro alumno contestó: “Cesar Vallejo”. “Muy mal”, respondió el
profesor, diciendo: “César Abraham Vallejo”.
Al
cabo de un tiempo José Luis Reyes, se encontró con un exalumno del profesor
Miguel Canales, quien le dice: “Tienes que responder, César Abraham Vallejo”.
Pero, ¿Por qué?, preguntó. “Porque, el profesor se llama Miguel Abraham Canales”.
“Es decir, el profesor quería compararse de alguna manera con Vallejo”, agregó,
Reyes.
Así,
fue transcurriendo la noche, que se prolongó hasta pasadas las once de la noche.
Los invitados y público, se deleitaban con las sabrosas prosas de los poetas,
mientras, disfrutaban unas copas de vino. El ruido del tren 7 no paraba de
rugir, como diciendo: “yo, también soy parte de la historia y de los 100 años
de los ‘Heraldos Negros’”.
En
Exclusiva Angel F. García, nos relata
su 'Encuentro con Vallejo'. Angel, hizo una exhibición bibliográfica sobre la
obra del bardo peruano. Aquí un extracto:
MI ENCUENTRO CON VALLEJO
Salí de allí con la emoción de haber encontrado un tesoro y me fui por Quilca, otra vez entre borrachos, meretrices y travestis hasta el bar Queirolo en busca de un vino urgente. Sentado allí y con una buena copa de vino tinto, me puse los lentes de lector, extraje el libro de mi bolso, lo puse sobre la mesa y recién caí en cuenta de que se trataba de una edición con facsímiles de 1968, publicada por Francisco Moncloa Editores y dirigida por Georgette, la esposa de Vallejo. Seguí revisando, pase por encima de la dedicatoria a Javier Heraud, por encima del prólogo de Américo Ferrari y me topé con las enormes letras de LOS HERALDOS NEGROS y la inscripción qui potest capere, capiat.
Al cabo de husmear entre los detalles, la tipografía y el olor espeso a antigüedad encontré algo para lo cual no había estado preparado: una factura con los detalles de la venta del libro en 1968, a la señora Leonor Vinatea, por el monto de 1750 soles en la siguiente forma, 600 soles de inicial y tres cuotas de 400. Era un ejemplar marcado con el número 69.
Al llegar de regreso a Nueva York, Roger Santiváñez me puso al tanto que se trataba de Leonor Vinatea Cantuarias, una pintora indigenista de renombre, muy conocida en el mundo del arte, amiga cercana de José María Arguedas y de su primera esposa Celia Bustamante.
NR: este evento se llevó a cabo el 29 de Junio del 2019.
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